Clásicos Básicos: Cannibal Corpse 'Vile'
Llamadme hereje, sacrílego o incluso “poser” pero, vaya la verdad por delante, no soy un fan a muerte de Cannibal Corpse. Y digo esto porque no quiero mentir, porque normalmente cuando hago reseñas de discos clásicos, suele ser de bandas de las que conozco muy bien su discografía y no necesito zambullirme en ella porque ya la tengo muy interiorizada. Pero me gustan los retos y, si hay algo que todos creo que echamos de menos algunas veces, es poder sumergirnos en un disco como si fuera la primera vez y encontrar esa magia, esa sorpresa o ese impacto que tras los años va desapareciendo paulatinamente. Y, obviamente, sí he escuchado a Cannibal muchas veces y, como todos, he hecho el gesto de tocar la batería al inicio de la mítica “Hammer Smashed Face”, porque si hay algo innegable, es que la veterana banda originaria de Buffalo, es toda una institución en cuanto al death metal se refiere y todo el mundo, metido en el metal extremo o no, sabe quiénes son y lo mucho que el resto de grupos que practican el mismo estilo le deben.
Mi primer contacto con ellos fue hace mucho tiempo, pero no con la salida de “Vile”, sino con el último disco que editaron en el siglo XX, “Bloodthirst”. Un disco que me gustó bastante, ya que estaba producido por Colin Richardson y, en aquella época, todo lo que tocaba ese productor me gustaba. Pero eran unos tiempos en los que me estaba interesando y mucho por el metal extremo y la competencia era feroz en cuánto a qué discos elegir para comprarme. La realidad es que desde pequeño flipaba con Metallica y eso me llevo a interesarme por el big four y todo el thrash metal en general, pero necesitaba más contundencia y rapidez. De ahí, pasé a bandas algo más duras como Sepultura o Fear Factory, adentrándome ya en voces guturales y tras esto, se abrió ante mí un mundo del que jamás podría salir. Al mismo tiempo que “Bloodthirst” caía en mis manos, lo hacían también discos de Entombed, Napalm Death, Carcass, At the gates, etc... y por si fuera poco, estaba a punto de descubrir todo el death metal melódico sueco casi de golpe y me iba a caer rendido ante los encantos del doom metal. De ahí que dijese que la competencia era feroz y excusa mi falta de contacto con las huestes de Alex Webster y cía. Una excusa sin embargo, un poco pobre podríais pensar, pero es que hay un atenuante más, ya que mi entrada al death fue saltándome unos cuantos eslabones, y la culpa de esto la tienen Dying Fetus, Nile y sobre todo, Cryptopsy. Sí amigos, en lugar de empezar poco a poco y escuchar bandas míticas del género, yo me fui directo al brutal death del que, de alguna manera, Cannibal Corpse eran precursores.
A pesar de todo, era imposible no tener contacto con una banda tan grande como ellos. Habían salido en “Ace Ventura”, algo que quizá ayudó a darles más fama. Tampoco quiero adentrarme en este tema ya tan comentado, pero sí es cierto que tengo curiosidad por saber de la colección de discos de algunas estrellas de Hollywood como el propio Jim Carrey (quién también ha hecho referencias a Napalm Death), Margot Robbie, Kevin Bacon o Nicholas Cage... y bueno ¿quién no tiene un colega o ha visto a gente en conciertos con camisetas del grupo? Creo, sin temor a equivocarme, que las camisetas de Cannibal Corpse son las más vendidas de todos los grupos de death metal de la historia. Y eso me lleva a otro pilar fundamental: sus portadas. Censuradas en muchas ocasiones, pero indiscutiblemente seña de identidad de la banda y siempre realizadas por el eterno Vincent Locke, son ya una marca registrada que empasta perfectamente con la temática de las letras. Y dicho esto, entramos en “Vile” que, precisamente, no tiene una de las portadas que más me gusta, ya que otras me parecen más míticas e impactantes, pero, como decía, sí encapsula muy bien lo que nos vamos a encontrar sónica y líricamente hablando.
Casi 27 años hace ya del lanzamiento a cargo de Metal Blade de este clásico. Y se dice pronto, pero es que Cannibal Corpse van a cumplir 35 añazos en 2023. Toda una vida dedicados de manera incansable al death metal. Y esta longevidad me lleva a alabar la perseverancia de dos de sus miembros fundadores y pilares fundamentales, Alex Webster y Paul Mazurkiewicz. El primero es sin lugar a dudas un bajista excepcional, que ha demostrado sus dotes técnicas en otros proyectos más complejos; y el segundo por ser un batería al que nunca tuve en consideración y que con el paso del tiempo se ha ganado mi respeto. Porque como habréis notado, suelo dar mucha importancia al trabajo en los parches de las bandas que reseño (algunos ya sabréis por qué...) y la peculiar manera de afrontar los blast beats (o bomb blasts) del señor Mazurkiewicz me parecía algo atropellada, pero con el tiempo uno entiende que tiene sentido y es parte fundamental del sonido del grupo, aportando una agresividad abrumadora a sus ritmos. Y no sólo eso, sino que sus cambios de tiempo constantes son dignos de elogio, por la dificultad que conlleva, ya que mal ejecutados pueden devenir en un sonido desacompasado o poco contundente y ese no es el caso. Buena muestra de ello la tenemos en los cortes iniciales de “Vile”, “Devoured by vermin” y “Mummified in barbed wire”. Un inicio que te avasalla, dos temas veloces e intensos, donde el protagonismo de los mencionados cambios de ritmo destaca y los duelos a los solos de guitarra de Jack Owen y Rob Barrett establecen la tónica de buena parte de los arreglos a las 6 cuerdas. Además, hay algo que llama poderosamente mi atención y es que lo que mis oídos escuchan, mi cerebro lo asimila unido a las letras y no puedo imaginar mejor banda sonora para esa portada que, como decía, no es de mis favoritas, pero ilustra a la perfección el ataque sónico que estamos disfrutando, no pudiendo vislumbrar más que gusanos saliendo en tromba de nuestras entrañas mientras estamos atrapados en un alambre de espino.
Tras semejante declaración de intenciones que no deja dudas de por dónde van los tiros, “Perverse Suffering” acrecenta el aura de malignidad que se le presupone a un disco de death metal de estas características. Con unas melodías perversas (nunca mejor dicho) en las guitarras, es un tema que tiene cierta pegajosidad y se queda grabado con mayor facilidad que los dos anteriores y entra como perfecta continuación del álbum. Tenemos velocidad, cambios de ritmo, ambientes malvados... ¿qué más podemos pedir para continuar? Pues pesadez. La pesadez y el ritmo machacón que ofrece “Disfigured”. Un tema menos veloz que los anteriores, al menos inicialmente, pero que combina ese groove denso con toques rápidos. En lo que a mí respecta, es toda una lección de cómo debe sonar una canción de death metal. Además tenemos un final pérfido y vil con el paisaje que dibujan las guitarras y una mayor variedad vocal por parte de George “Corpsegrinder” Fisher. Y sí, hemos llegado a un punto decisivo en la carrera de Cannibal Corpse. “Vile” supone el primer disco sin Chris Barnes a las voces. Desconozco cuánta polémica pudo haber en aquel momento con el cambio y sobre todo con la salida de Barnes, ya que es un personaje controvertido, pero es cierto que hablamos de hace casi 30 años de eso y las redes sociales, donde todo el mundo tiene una opinión, no existían. Seguro que la hubo, pero nada comparado con lo que ahora podría pasar. Porque lo cierto es que aún a día de hoy hay quien prefiere las voces de Barnes a las de Fisher y, si os he de ser sincero, creo que en una cosa tienen razón, y es que la pútrida y ronca voz de Chris Barnes es más personal y singular, pero para eso ya existen Six Feet Under. La que es innegable es que “Corpsegrinder” se ha ganado el respeto y el cariño de los fans a lo largo de los años porque es mejor frontman; su imponente presencia física ayuda mucho, su famoso cuello y sus “windmill” aún más, pero su carácter afable, casi entrañable, es lo que a muchos nos ha conquistado. Porque su presencia amenazante y sus guturales cantando letras grotescas no son incompatibles con su amor por los peluches y sus gestos altruistas con los niños.
Pero dejemos de lado la ternura, que hablamos de death metal ¡maldita sea! Y “Bloodlands” da buena cuenta de cómo debe sonar una canción brutal. Comienzo lento, grandes solos de guitarra y una evolución de la lentitud a ritmos death que de nuevo demuestra cómo se deben hacer las cosas. Porque Cannibal Corpse van sentando cátedra tema tras tema y hasta con canciones que apenas llegan a los dos minutos dan lecciones dignas de maestros, ya que “Puncture wound massacre” suena como te imaginas que debe sonar una canción de los ahora afincados en Tampa. Y siguiendo con temas cortos, e instrumentales en este caso, “Relentless beating” retoma los cambios de ritmo por doquier, en un corte intenso y que sin poder llegar a catalogarlo de técnico, evidencia la pericia que atesoran a nivel instrumetal estos veteranos del gore y la brutalidad.
“Absolute hatred” es pegadizo y contiene riffs infecciosos que brilla en su estrofa y de nuevo en sus duelos de guitarra. Porque Owen y Barrett van soltando perlas de gran calidad, como en el solo inicial de “Eaten from inside”, donde también encontramos un trabajo distinto de Mazurkiewicz, especialmente en los bombos, alternando ritmos entrecortados con otros más marcados y dejando un poco de la lado sus clásicos ritmos en tromba, cual avalancha que se te viene encima y te aplasta. De nuevo, mis respetos a Paul, un tipo que lleva desde 1988 dándole a las baquetas como si no hubiera un mañana y que a pesar de su edad (¡54 tacos!), sus dolores de espalda y demás, ahí sigue, siendo el único miembro original junto a Webster.
Ya finalizando “Vile”, tenemos dos temas que en lo personal me han parecido que tienen un tono más oscuro. “Orgasm through torture”, cuyo título me recuerda inevitablemente a Hellraiser y que de nuevo empasta perfectamente con la portada de Locke, es un corte con guitarras bastante variadas, melodías clásicas de death metal y juegos con los armónicos que producen las 6 cuerdas, pero del cual destaco ese parón, en el que reina un caos controlado que le da un toque inmejorable para llevar el título a su máxima expresión, sonando perfecta como banda sonora para torturar a alguien. Y con “Monolith” se despiden Cannibal Corpse como empezaron el álbum, con un trallazo brutal, pero que como decía, el tema va mutando tornándose uno de los más oscuros de todo el trabajo.
No seré yo el más entendido en Cannibal Corpse, pero ni falta que hace para saber que son el epítome del death metal. Si le preguntas a alguien sobre una banda mítica del heavy metal, sobre qué les viene a la cabeza, probablemente te digan que Iron Maiden; pues ocurre lo mismo con Cannibal. Si tú preguntas por un grupo paradigmático, una formación histórica dentro del death, casi todo el mundo te va a contestar: Cannibal Corpse. Son una leyenda viva dentro de los géneros más extremos, una marca registrada en su aspecto visual, con sus legendarias portadas y su controvertida, y por qué no decirlo, divertida temática. Una influencia vital para muchas bandas que vinieron después con las letras/estética gore. Cannibal Corpse SON DEATH METAL en estado puro y por derecho propio son uno de los combos más famosos del metal extremo y es obligatorio verlos en directo si te gusta el género. Porque su discografía está repleta de clásicos y “Vile” es uno de ellos, un disco que no deja prisioneros y, sea tu preferido o no, ocupa un lugar muy destacado en el grotesco Olimpo del death metal más gore.
CANNIBAL CORPSE DESATAN EL CAOS EL PRÓXIMO 2023
Miércoles 15 de marzo 2023
Sala Totem (Villava, Navarra)
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Jueves 16 de marzo 2023
Sala La Paqui (Antigua But) (Madrid)
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